sábado, diciembre 23, 2006

Muere el rey, viva el rey

Por: Mario Campos

El 20 de noviembre en la noche, Andrés Manuel López Obrador debe haber descansado como hace tiempo no lo hacía... Durante la tarde, miles de personas lo habían aclamado como presidente legítimo; el acto había estado enmarcado por una espectacular escenografía, y los medios, esos ingratos que antes lo seguían a todas partes, habían vuelto a mirarlo con atención.

Lo malo para el ex candidato presidencial es que la ilusión de ser nuevamente el protagonista de la vida pública, le duró apenas unas horas. A las ocho de la mañana del día siguiente, la terca realidad se impuso. Alejado en extremo de la solemnidad del día anterior, Felipe Calderón presentaba la primera parte de su gabinete. La noticia fue un dardo mortal para las aspiraciones de Andrés Manuel, que vio cómo la agenda de los medios se volcó en un solo tema: el nuevo equipo presidencial.

Atrás quedó la polémica sobre el águila que acompañó su imagen, poco se habló de sus propuestas, y, en realidad, ni siquiera los críticos se dieron vuelo señalando los decrecientes niveles de asistencia. Estaban ocupados comentando la currícula de Agustín Carstens y compañía. El hecho en sí mismo resulta revelador.

Por un lado, al mostrar que el tiempo ha servido de aliado del Presidente electo: hoy, la nota es el futuro gobierno; lo que viene y no lo que pasó. Pero también porque mostró que en el equipo del Presidente electo saben usar la comunicación política.

Hace unas semanas, López Obrador presentó a su equipo de colaboradores, a su gabinete legítimo. El mismo día, por la tarde, Carlos Hermosillo abandonaba la casa de transición. La imagen fue suficiente para alimentar los rumores luego confirmados: el ex futbolista lleva mano en su camino hacia la CONADE. La filtración, por sí misma, apenas trasciende en importancia a la esfera deportiva nacional; en sus efectos, fue más allá al recordar que presidente, lo que se dice Presidente, sólo habrá uno.

Desde entonces cada día se percibe más fuerte ese mensaje. Las encuestas son fulminantes. Para la opinión pública, López Obrador se ha desdibujado. Es cierto, sus seguidores son aún muchos, y los que quedan, seguramente estarán más convencidos que hace apenas unos meses. Pero las cifras ahí están y las tendencias no mienten, el lopezobradorismo se ha encogido.

Y a su paso va dejando a la vista las divisiones al interior de su partido. La disidencia, contenida por el calendario de la resistencia de AMLO, va aflorando poco a poco. Esta misma semana, Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del PRD, reconoció que sus mandatarios estatales no participarían en las protestas del 1 de diciembre. Los gobernantes, dijo, no pueden estar sujetos a los caprichos del partido. Ante tanta elocuencia sólo faltó agregar, "me estás oyendo inútil".

Por su parte, los bejaranistas afilan sus cuchillos y acusan a Nueva Izquierda, la corriente de Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete, de querer negociar con el gobierno. Prueba de las tensiones, contenidas por la esperanza del triunfo previas al 2 de julio, que se agudizarán de aquí al próximo consejo perredista en el que renovarán su dirigencia.

Pero aquí no acaban las malas noticias. Mientras López Obrador se va quedando solo y necesita reforzar su influencia sobre el gobierno de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno convertido en regente por AMLO, Felipe Calderón confirma su coalición ganadora. Mirar al gabinete es echar un vistazo a la historia detrás del resultado de la pasada elección.

Ahí están los priistas/expriistas que se la jugaron con el michoacano. Por amistad o por afinidades ideológicas dieron el brinco Luis Téllez y Javier Lozano, entre otros. Lo hicieron cuando hacía falta y ahora han sido recompensados. Misma retribución que recibieron los panistas Eduardo Sojo y Rodolfo Elizondo, colaboradores del foxismo que a la hora de elegir dejaron solo a Santiago Creel para apoyar a su ahora jefe.

Ex priistas, foxistas y, por supuesto, panistas, son los secretarios presentados hasta ahora. Portadores del mensaje que quiere enviar Calderón: en su equipo se premian las lealtades, las capacidades técnicas y la vocación negociadora. Veremos cómo funciona la selección.

Por ahora le ha salido bien. Al menos durante esta semana la atención ha estado puesta donde él la quiere. En el área económica, la línea es el liberalismo con especial acento en su impacto social; en el área social, se trata de poner a prueba al panismo. Por lo menos en el corto plazo, resulta relativamente mejor que se experimente en la segunda área y no en la primera, aunque aquello de rebasar por la izquierda parece que deberá esperar para mejores tiempos.

Pero que nadie se confunda. Que el poder siga su lógica y los reflectores sigan al poder, es una buena noticia para Calderón; sin embargo, el problema de las diferencias entre los mexicanos aún no se ha resuelto. Producto de la transición y de la decisión de los electores, el poder ya no es lo que era. Hacen falta otros para gobernar y ahí están los conflictos, aguardando a que pasen los festejos por el ungimiento de la nueva figura, para recobrar los reflectores.

macampos@enteratehoy.com.mx

lunes, diciembre 18, 2006

Aconseja PRD a candidatos evitar las pifias de AMLO

Alejandro Velázquez
18 de diciembre de 2006 Hora de publicación: 01:05

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De cara a los 14 procesos electorales estatales que se efectuarán en 2007, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) elaboró un informe en el cual incluyó una serie de propuestas para los futuros candidatos, a quienes recomendó que eviten caer en triunfalismos, sean "buenos negociadores", acudan de manera puntual a los debates que sean acordados, y que, en la medida de los posible, eviten infligir agravios a sus contrincantes.

Un integrante de la dirigencia del sol azteca confió a Crónica que los errores cometidos en la elección presidencial por Andrés Manuel López Obrador sirvieron de base para elaborar los perfiles que ahora se buscan entre los candidatos "y no sólo nos vamos a fijar en el carisma ni el arraigo popular que pudiera tener el candidato o la fuerza electoral que lo impulse".

La fuente dijo que la "arrogancia" liquidó al ahora "presidente legítimo", además de que éste perdió puntos en las encuestas al no acudir al primer debate y llamarle chachalaca al presidente Fox, así como por el desprecio que mostró siempre para los banqueros y empresarios, los cuales —como en el caso del Consejo Coordinador Empresarial— trabajaron para Calderón y "nos hicieron una histórica campaña de descrédito que no queremos volver a vivir".

"Hubo errores, claro que los hubo, y además nos costaron muchos puntos", dijo.
También recordó que Andrés Manuel dejó plantados a los empresarios en un hotel en Querétaro y eso provocó que la iniciativa privada se uniera para apoyar a Felipe Calderón y a los candidatos del PAN en ese estado, en donde el PRD logró una mínima votación.

"Andrés Manuel tenía razón en querer llegar a la Presidencia sin compromisos, pero no tenía por qué despreciar a los empresarios y banqueros. Debió negociar con ellos y luego, ya en el poder, actuar como él pretendía", señaló el perredista.

En otra parte del informe, se dice que se busca mantener "como cuota mínima" la misma votación que se tuvo en las pasadas elecciones presidenciales, principalmente en plazas del norte como Baja California, Durango, Sinaloa, Chihuahua, y por ello se buscan los mejores perfiles y se prevén en alianzas (las únicas no permitidas son con el PRI y PAN), así como que los candidatos tengan aceptación popular y el visto bueno principalmente de la dirigencia nacional del PRD, además del aval de los otros partidos del Frente Amplio Progresista, es decir del PT y Convergencia.

Las encuestas constituyen otro tema importante en las previsiones del PRD para el 2007, a la luz de la experiencia del 2006 cuando estos procedimientos de medición fueron un punto cuestionado de manera sistemática por el candidato presidencial. Al final, como se recuerda, las supuestas encuestas de López Obrador lo tuvieran 10 puntos arriba de su principal opositor, el hoy presidente de la República.

"Vamos a ser muy respetuosos de las encuestas. No las echaremos a la basura sin antes cotejarlas incluso con las propias, porque durante el proceso electoral del 2 de julio sabíamos que podíamos perder luego de ver las encuestas de mayo y junio… pero hubo errores que ahora nos sirven para evitar futuros tropiezos".

Por su parte, Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del PRD, dijo que ya se hizo una evaluación del año electoral 2006: "Este año fue muy favorable porque se logró una votación histórica de 15 millones y se ganó el estado de Chiapas con Juan Sabines como candidato. Ahora tenemos 14 procesos electorales para encarar en el 2007".
—¿No temen que caiga la votación luego de la "presidencia legítima"?

—No. Pero eso se verá en 2007 luego de los procesos electorales.

Por su parte, Leonel Cota Montaño, presidente nacional del PRD, aseguró que para los procesos electorales venideros, efectivamente, se buscan los mejores perfiles. "El PRD estará buscando en diciembre afinar detalles para las elecciones de 2007 en donde habrá elecciones locales, coincide la realización de 14 campañas, en 14 estados de la república van a tener campañas para gobernador o para presidentes municipales, y diputados locales".

Dijo que es necesario prepararse "entendiendo que históricamente 2006 ha sido el año de menor porcentaje en votaciones del PRD en el norte, y el objetivo es al menos mantener nuestra votación y con ello la posibilidad de que podamos repuntar nuestro esfuerzo hacia algunas posiciones del norte como Durango, Sinaloa, Baja California y, en casos como Chihuahua, pondremos especial atención".

Aceptó que buscan los mejores perfiles con la finalidad de repuntar es esa región del país "después del hecho del fraude que se dio en Guanajuato, Jalisco, Sonora, Nuevo León, Baja California, San Luis Potosí y Querétaro. El aprendizaje es que debemos fortalecer nuestra presencia en el noroeste y norte de la república".

Finalmente, en el informe se menciona el apoyo que debe dar la dirigencia nacional a los candidatos, pues el propio Cota Montaño no estuvo con Andrés Manuel López Obrador dos meses antes de que terminara la campaña debido a una enfermedad, razón por la cual en 2007 se piensa "echar andar toda la fuerza del partido para ganar elecciones o al menos repuntar en el norte y noroeste".

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sábado, diciembre 09, 2006

Yo Influyo

El grupo “Yo Influyo” esta haciendo campaña para que se le quite el registro al PRD por sus reiterados abusos, por favor ponlo en tu blog y pásalo a tus contactos

Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
Consejeros del Instituto Federal Electoral
Senadores de la Legislatura
Diputados de la LX Legislatura
Diputados de la Asamblea del D.F.
Líderes de los medios de comunicación

Escribo como ciudadano(a) mexicano(a) para manifestar mi más profundo repudio a la actitud de violación a las leyes, al Estado de Derecho y a la máxima tribuna del poder legislativo de nuestra nación por parte de los integrantes del Partido de la Revolución Democrática, los cuales pretenden llevar a NUESTRO país a un clima de inestabilidad que terminará por perjudicar a todos los mexicanos.

Los ciudadanos ya estamos cansados de las actitudes de este partido que como muchos saben no representa a la izquierda seria en México y mucho menos quiere la democracia, para muestra solo se necesita recordar y analizar con detenimiento todos los acontecimientos derivados de sus intenciones de arribar al poder.

Es por ello, que con base en el Código de Procedimientos Electorales en su artículo 66, inciso f, (Incumplir de manera grave y sistemática a juicio del Consejo General del Instituto Federal Electoral las obligaciones que le señala este Código), pedimos se retire el Registro (y con ello se le retiren los recursos emanados de mis impuestos) al PRD, quien ha gozado de todos los derechos y ha dejado de cumplir evidente y flagrantemente con un gran número de sus obligaciones (Artículo 38)

Atentamente,

Para firmarla hay que ir al sitio:
http://www.yoinfluyo.com.mx/artman/publish/article_7635.php

Es por el bien de México ¡gracias!

Critica AMLO a REFORMA

Señala perredista que algunos medios juegan un papel de alcahuete de la derecha

Emmanuel Salazar


Durango, México(7 diciembre 2006).-La exhibición de la existencia de 79 averiguaciones previas en donde se involucra a Andrés Manuel López Obrador propició que el ex candidato calificara de "fascista" la información y tildara al Grupo REFORMA de ser un medio rastrero del PAN.

Para el ex candidato, la información divulgada por Grupo REFORMA forma parte del contexto en el que se gobierna actualmente y descalificó los datos al considerarlos como un medio propanista.

"REFORMA es un boletín, es un boletín del PAN, REFORMA es un periódico de derecha, es un periódico muy rastrero, muy simpatizante, y más que nada apoyador del PAN y de la derecha, y no de ahora sino de siempre".

Para López Obrador, los medios de comunicación, con honrosas excepciones, juegan el papel de alcahuete de la derecha del régimen.

Aseguró que ésto no se había visto, que ya se había avanzado y que había más apertura, la cual ha quedado atrás.

"Había más pluralidad, ya los volvieron a percollar a todos, ya no hay espacios para la información objetiva, plural y profesional", expresó el tabasqueño.

Durante su discurso, López Obrador criticó a los medios de comunicación, especialmente a la televisión por el manejo de la información que ha tenido.

En esta ocasión sus simpatizantes no emprendieron agresiones contra los reporteros de los diversos medios de comunicación y sólo alcanzaron a abuchear en algunas ocasiones a los medios informativos.


Copyright © Grupo Reforma Servicio Informativo

ESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
http://www.reforma.com/nacional/articulo/715931/

Fecha de publicación: 7-Dic-2006

jueves, diciembre 07, 2006

AMLO y el 2 de julio

Poco a poco comienzan a aparecer datos reveladores del comportamiento de Andrés Manuel López Obrador la noche del 2 de julio. Él tenía reportes contundentes, duros, proporcionados por su encuestadora de cabecera, la doctora Ana Cristina Covarrubias, de que la elección presidencial estaba cerradísima. Pero decidió salir esa noche y hablar de varios cientos de miles de votos que llevaba por arriba de su contendiente, el actual presidente Felipe Calderón.

Recientemente, doña Ana Cristina dijo en una reunión que nunca existieron diferencias significativas a favor de uno u otro candidato. Hacia la medianoche, “las tendencias se estabilizaron y cerramos con un punto porcentual de más a favor de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador…”. Pero el tabasqueño se lanzó a la calle y hacia su República Legítima con esta información.

Cambio de fondo

Por: Macario Schettino

El Universal

Martes 05 de diciembre de 2006

Pocos días antes del cambio de gobierno, Ana Cristina Covarrubias, encuestadora de López Obrador durante la campaña, reconoció ante sus colegas que el 2 de julio sus datos le indicaban que Felipe Calderón había ganado por cerca de un punto porcentual. Se confirma, entonces, que López Obrador sabía, desde la misma noche de la elección, que había perdido. Se confirma, como lo dijimos en estas páginas, que desde entonces ha mentido, una y otra vez, para crear una crisis política.

Nunca hubo evidencia alguna de fraude, porque éste nunca existió. Y nunca hubo la intención de que se contara voto por voto, como sabemos, porque el PRD nunca lo solicitó. Y no lo hizo, como ahora debe ser evidente, porque sabían que habían perdido. Su única apuesta era anular la elección.

Todo el escándalo alrededor del fraude tenía la única intención de crear un ambiente de crisis que hiciese razonable la anulación de la elección. Es un montaje mediático de aquel que tanto se queja de que los medios no le hacen caso.

Con la excusa de un agravio que, ahora vemos, nunca existió, López Obrador y el PRD han jugado un juego perverso. En cada evento significativo, tensan la cuerda hasta donde sea posible, pero dejando abierta la puerta al cumplimiento de la ley, o a algo que pueda interpretarse así. Es decir, ponen al país al borde de la crisis constitucional, aunque con la expectativa de no llegar nunca a ella.

Este juego le está costando mucho a ese partido. Tal vez mucho más de lo que imaginan. La actitud golpista del PRD es posible que le haya permitido mantener a su núcleo duro contento, pero los radicales nunca se satisfacen. Cada intento de golpe ha tenido que ser más violento, con lo que cada vez hay menos personas interesadas en seguir a un líder que ya sólo se solaza en el insulto y el desprecio.

El equilibrio numérico en el Congreso, por otro lado, es un incentivo para que sea el PRI el que coseche cada intransigencia perredista, puesto que el Frente Amplio Progresista, que agrupa al PRD, a Convergencia y al PT, no llega siquiera al 33% de las cámaras. Los acuerdos que se logren sin el Frente pueden llegar a ser modificaciones constitucionales. Y habiendo perdido el apoyo de millones de personas, el Frente ya tampoco tiene la calle.

La coronación del legítimo, lo mismo que la manifestación del viernes pasado, a duras penas juntaron 100 mil personas, que en esta ciudad, y para esa fuerza política, no son nada.

Repito: el Frente no tiene fuerza legislativa para bloquear reformas constitucionales; ha perdido la calle por su actitud golpista, salvo para sus seguidores más leales, que ya no son muchos; y ahora le están quitando las banderas desde la Presidencia. En su afán por no aceptar la derrota electoral que él mismo se asestó, López Obrador está acabando con su partido, si no es que ya lo destruyó.

Entiendo bien lo que los líderes perredistas han intentado hacer desde el 2 de julio. Aunque saben que perdieron la Presidencia , no quieren pecar de ingratitud con el líder que les llevó a ganar un tercio de los votos. Y no han querido arriesgarse a una ruptura interna que los pudiera dañar. Es posible que su decisión haya sido equivocada, y que hayan perdido más por este camino. Pero eso no es fácil de saber.

Como sabemos, la existencia de tres grandes partidos en un régimen presidencial no es estable. Lo que no podemos saber hoy es cuál acabará en los libros de historia y cuáles seguirán en la lucha política. El camino que ha seguido el PRD le ha dado una oportunidad extraordinaria al PRI. No creo que la quieran desaprovechar.

Insisto en que estamos en una nueva etapa de la política mexicana, que ya cerramos el periodo iniciado en 1986, y que habrá cambios de fondo en el mapa de partidos políticos que tenemos. En aquel año, los partidos se transformaron para enfrentar mejor el fin del régimen de la Revolución. Ahora deberán hacerlo para enfrentar un régimen democrático, que empieza a consolidarse. No conviene a los profesionales ignorar este proceso.

macario@macarios.com.mx

Profesor en la EGAP del ITESM-CCM

Los legisladores del PRD reciben instrucciones de López Obrador

Los legisladores del PRD reciben instrucciones de López Obrador. Y lo que quiere AMLO es torpedear a la democracia, porque con ella no pudo llegar a la Presidencia. ¿Y qué mejor manera de torpedearla que intentando un golpe de Estado blanco? No es otra cosa lo que ambicionan los perredistas, cuando pretenden impedir a la fuerza la toma de protesta de Calderón para luego decir, leguleyos, que no se cumplió con la Constitución. Fracasarán, para no variar.

ITINERARIO POLÍTICO (RICARDO ALEMÁN)

La mañana del 1 de diciembre próximo será el momento estelar de una titánica batalla política que enfrentó a la derecha y la izquierda mexicanas, y que arrancó seis años antes: el 1 y el 5 de diciembre del año 2000, cuando Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador asumieron sus respectivos cargos, como presidente constitucional el primero, y como jefe de Gobierno del Distrito Federal el segundo.

Son muchos los que esperan que esa mañana los diputados y senadores del PRD regalen a los electores uno de los más vergonzosos espectáculos de la lucha por el poder en México.

En todo caso las imágenes que veremos de la confrontación política prevista para el próximo viernes -más allá de las estrategias que cada partido decida para lograr sus fines- no será más que eso, un triste espectáculo de profundo contenido mediático, destinado al anecdotario de la política mexicana, propio del mezquino cobro de facturas y de la saciada sed de venganza.

El universal, p.22

Fracasa el plan de AMLO para repoblar cuatro delegaciones

Según cifras del Instituto de Vivienda del Distrito Federal, durante el sexenio se han construido en la ciudad alrededor de 29 mil 997 viviendas, principalmente en la delegación Cuauhtémoc.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno del Distrito Federal para repoblar cuatro delegaciones del centro de la Ciudad de México, cerca de 253 mil personas abandonaron la zona en el periodo de 2000 a 2005.

En diciembre de 2000, el entonces jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador, presentó el Bando número 2 donde establecía que durante su administración “se promoverá el crecimiento poblacional hacia las delegaciones Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza para aprovechar la infraestructura y servicios que actualmente se encuentran subutilizados”.

López Obrador fundamentó su propuesta al afirmar que en los últimos 30 años esas cuatro delegaciones “han disminuido su población un millón 200 mil habitantes, en tanto que en las delegaciones del sur y del oriente la población ha crecido de forma desproporcionada”.

Sin embargo, los datos del INEGI en el Conteo de Población y Vivienda realizado en 2005 reflejan los resultados negativos del programa, ya que esas delegaciones tuvieron un aumento en el número de viviendas, pero no en la cifra de habitantes.

En Benito Juárez el número de construcciones creció 5.2 por ciento, pero bajó 13 por ciento en población; en Cuauhtémoc aumentó 6.9 por ciento en nuevas viviendas, mientras que los residentes disminuyeron 12 por ciento.

En las otras dos delegaciones continuó la tendencia negativa, ya que en Miguel Hidalgo subieron las construcciones 9.6 por ciento pero los habitantes se redujeron 13 por ciento y, finalmente, en Venustiano Carranza las cifras muestran un crecimiento de 1.4 por ciento en viviendas y 14 por ciento de abandono poblacional.

Según cifras del Instituto de Vivienda del Distrito Federal, durante el sexenio se han construido en la ciudad alrededor de 29 mil 997 viviendas, principalmente en la delegación Cuauhtémoc.

Los Bandos

AMLO creó 23 Bandos, el segundo de ellos tenía como objetivo impedir que la mancha urbana creciera hacia las zonas de recarga de mantos acuíferos y donde se produce la mayor parte del oxígeno para la Ciudad de México.

En las delegaciones Álvaro Obregón, Coyoacán, Cuajimalpa, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco se restringió el crecimiento de la mancha urbana.

Como medida principal, el Gobierno del Distrito Federal aplicó el programa de construcción de vivienda para gente humilde en las cuatro delegaciones del centro para incentivar la compra de casas en esa zona.

INDICADOR POLITICO

Prensa en 2006: acabar con anonimatos

Acreditar militancias en textos y críticas

Carlos Ramírez

Aunque cada quien tiene el derecho de expresar su crítica con absoluta libertad, en el periodismo debe haber una serie de reglas éticas que definan parcialidades. El lunes pasado Federico Arreola criticó duramente a Felipe Calderón y le hizo cargos políticos severos. Lo malo de ese texto es que Arreola ya no es un periodista sin militancia sino que forma parte de la estructura de campaña de Andrés Manuel López Obrador.

Por eso a esas columnas se les llama periodismo tramposo. O con engaños intencionados. Se trata de articulistas y columnistas que tienen una militancia partidista o participan directamente a favor de un candidato pero escriben textos sin acreditar esa parcialidad. Lo malo, sin embargo, ocurre cuando los medios participan concientemente de esos ardides al esconder las definiciones de sus colaboradores.

De ahí que sea necesario emprender un periodismo más transparente para el 2006 para que los militantes de partidos o que trabajan para la campaña de algún precandidato o candidato acrediten con claridad sus inclinaciones. Arreola, por ejemplo, debería acreditar al pie de su columna que trabaja como parte del equipo de campaña que quiere llevar al perredista López Obrador a la presidencia de la república. De esa manera el lector puede calibrar el sentido de sus críticas como parte de las campañas electorales.

El periodismo debe ser el ejercicio libre de la libertad de expresión. Pero debe cumplir las reglas mínimas. Una de ellas podría ser la aclaración en cada texto de las militancias políticas de los autores. Los periodistas críticos pueden tener preferencias --imposible evitarlo en un espacio de la batalla de las ideas-- pero podría comenzarse por acreditar la militancia de los que participan abiertamente en tareas de partido o de campaña.

La periodista Guadalupe Loaeza, por ejemplo, tiene una posición crítica contra el gobierno de Fox. Tiene, en efecto, todo el derecho de ejercer su libertad de expresión y su libertad de crítica. Sólo que ella ha participado en actividades a favor de López Obrador y del PRD. La escritora Elena Poniatowska se ha ganado su lugar en el periodismo. Pero al final de sus textos debiera incluirse la leyenda de que participa directamente en la campaña perredista a favor de López Obrador.

Miguel Angel Granados Chapa anda en las mismas. Es una de las plumas indispensables del ejercicio crítico, pero su militancia en actividades de partido y en comisiones del PRD debiera de acreditarse en sus trabajos diarios. Granados fue candidato de la coalición PRD-PAN a la gubernatura de Hidalgo, lo que lo obligó a compartir algunas de las ideas de esos partidos. Y participa en un grupo del PRD.

El problema no es la militancia en sí misma ni la participación en actividades de partido. Lo que la transparencia política debe dejar claro es que existen articulistas y columnistas que cumplen tareas de partido y que ha sido producto de su toma de posición partidista frente a la realidad electoral. Un periodista que tenga militancia partidista o a favor de un candidato habrá perdido su objetividad frente a sus lectores. Puede tener razón en sus reflexiones, pero debe quedar muy claro que al momento de escribir forma parte de un partido o de una candidatura.

Con esas aclaraciones sin duda que sus textos tendrán mejores lecturas. En Milenio escribe Juan Ignacio Zavala. Sus artículos semanales son bastante buenos. Defiende a Fox y al PAN. Sólo que no acredita que es militante panista, forma parte del equipo de campaña de Felipe Calderón y fue jefe de prensa del PAN. Los lectores necesitan de estos datos adicionales para darle mayor riqueza a la lectura.

La urgencia radica en los autores que tienen una militancia partidista y forman parte de los equipos de campaña de algún candidato. Los periodistas no se mueven en el vacío ideológico ni en la indiferencia electoral. Como ciudadano, todo periodista tiene derecho a sus preferencias políticas y electorales. Pero lo que hace falta es que los lectores sepan que determinados periodistas y articulistas participan directamente en labores de campaña electoral.

El artículo de Arreola del lunes, por ejemplo, tiene el pecado del engaño. Sus críticas pueden tener validez. Sólo que no las hace desde una posición de periodista independiente sino desde la trinchera de un periodista que trabaja de tiempo completo para López Obrador. Por tanto, sus textos podrían estar envenenados si no aclara que forma parte del equipo que quiere llevar a López Obrador a la presidencia y que Calderón es el candidato presidencial del PAN, adversario por tanto del tabasqueño.

El periodismo independiente debe rescatar y revalidar sus espacios frente al periodismo que tiene una militancia a favor de algún partido o candidato. Al final, no se trata de desvirtuar al periodismo no independiente porque viene de una tradición liberal del Siglo XIX con aquellos militantes que le dieron forma al periodismo de ideas, pero en medio de la ausencia de periodismo independiente.

La militancia política es una línea muy delgada. El The New York Times, por ejemplo, es bastante crítico de la política militar del presidente Bush. Sólo que ese diario publicó un editorial la víspera de las elecciones presidenciales pasadas pidiendo el voto contra Bush y a favor del candidato demócrata. El periodismo independiente, en ese caso, perdió su razón de ser. Las críticas del Times deben leerse como de un opositor político y electoral del presidente Bush.

La libertad de prensa debe descontaminarse de la militancia partidista o a favor de algún candidato presidencial.

www.indicador-politico.com.mx

cramirez@lacrisis.com.mx

lunes, diciembre 04, 2006

Entereza frente al golpismo

Entereza frente al golpismo
Jesús Silva-Herzog Márquez

La protesta de Felipe Calderón fue una muestra de entereza. La salida fácil era ceder ante la presión de los perredistas. Pero los rehenes políticos de López Obrador no formulaban una atendible petición parlamentaria: pretendían intimidar al nuevo mandatario para nublar la legalidad de su asunción. Más que eso: buscaban la ruptura del orden constitucional. Lo gritaron a los cuatro vientos y sin asomo de vergüenza: no permitiremos la toma de posesión. Imaginemos las mismas escenas con distintos actores. Imaginemos que el PRI hubiera declarado hace seis años que impediría por la fuerza la toma de posesión del Presidente panista porque la legitimidad histórica (no la pueril legitimidad institucional) le correspondía al partido de la revolución. Ése es el tamaño de la aberración que presenciamos.
El intento perredista debe ser nombrado con sus ocho letras: golpismo. No merece otro nombre el afán de imponer por la fuerza una crisis institucional, fuimos testigos del intento de un golpe de Estado. En efecto, eso fue lo que vimos. Se intentó romper el orden democrático. Por eso es encomiable la tenacidad de los panistas, la conducta de los priistas y la determinación del Presidente entrante.

Suelen los transitómanos hablar con frecuencia del caso español. Han soñado durante años con una Moncloa, con una Constitución paralela a la del 78, con un pacto semejante al de la fundación española. Muchos políticos mexicanos se han imaginado como los personajes de aquella transición. Pues bien, si se quiere insistir en el paralelo, los perredistas han tenido a bien entregarnos una versión patética del coronel Tejero. Que no se haya escuchado un balazo en el salón del Congreso no altera la analogía. En ambos casos se intentó someter la democracia al imperio de la fuerza. La gran diferencia entre el episodio español y el mexicano no es el revólver del militar sino la procedencia de los golpistas mexicanos. Quienes pretendieron la ruptura institucional no eran militares disgustados con las contrariedades del pluralismo. Eran legisladores, esto es, representantes de un orden institucional y democrático. Su título, por cierto, es tan limpio como el del Presidente entrante. Fueron electos el mismo día y bajo las mismas reglas.
Los mismos ciudadanos los eligieron y los mismos ciudadanos contaron los votos. Demencial es pensar que el título de unos es incuestionable mientras el del otro es descartado y lanzado al cesto de basura. El episodio es francamente delirante, incomprensible: los encargados de cuidar la casa empeñados en incendiarla. Sin recato alguno, anunciaron su determinación de dinamitar el relevo, es decir, de romper con el orden institucional. Quienes se decían moderados y razonables optaron por cuidar el pescuezo y no molestar al amado o, más bien, temido, líder. Comparsas de esta tragedia de la izquierda mexicana.

El partido que se define por su compromiso democrático actuó como lacayo de un rencor ciego y destructivo, desesperado y ridículo. El PRD mostró una monolítica convicción antidemocrática. A juzgar por el comportamiento de los perredistas en la Cámara y las declaraciones de sus voceros, esa persuasión resultó unánime. Dejo fuera de esta crítica los reparos de los gobernadores perredistas que se distanciaron de la ruta golpista. Lo sorprendente es que ni un solo legislador federal tuvo el valor de oponer su palabra a la bravuconería del vocero perredista. Ni un solo diputado, ni un solo senador fue capaz de esgrimir un argumento frente a la política del rencor y la ambición revanchista. La disciplina del miedo se impuso dentro de ese partido. Los moderados terminaron siendo nada, cómplices silenciosos de la enajenación golpista.
La retórica perredista de estas jornadas lamentables no fue más que ostentación de amenazas, anticipos de violencia y vaticinios apocalípticos. Si atendemos las palabras del cacique todavía reinante en esa provincia, el compromiso político del PRD consiste en la ambiciosa tarea de hacer fracasar al gobierno. Eso. No tratarán de oponerse a sus políticas. No pretenden resistir iniciativas contrarias a su proyecto. Pretenden oponerse también a aquellas medidas que adopten su plan, si es que vienen del gobierno. Es el patriotismo de la hecatombe. La única forma de hacerle un bien a México es incendiarlo primero para sembrar en tierra enriquecida con cadáveres panistas. El compromiso democrático significa para el PRD empeñarse en el naufragio del gobierno.

La entereza de Calderón merece reconocimiento. El Presidente venció los obstáculos físicos que le pusieron en el camino, entró al Congreso y ahí protestó el cargo. La frustración de los golpistas que se empeñaban en hacer fracasar la ceremonia es un triunfo democrático. No olvido las enormes dificultades que enfrenta su gobierno. No menosprecio los retos que enfrentará en el flanco institucional y, sobre todo, en el ámbito de la política salvaje. Creo que su equipo tiene fallas evidentes y que, por algunos nombramientos, envía señales preocupantes.
Pero Felipe Calderón ha plantado cara a la intimidación que nos ha gobernado durante seis años. Ésa fue, en efecto, la autoridad suprema durante el sexenio de Fox: el chantaje. Padecimos durante años la política de la extorsión, esa política en donde la amenaza era respondida una y otra vez con concesiones. Un Presidente sin idea de gobierno y un grupo de actores políticos sin compromiso alguno con la legalidad; chantaje y cesión. Ése fue el círculo fatal del foxismo. El primer gesto de Calderón ha sido escapar de él. Ése es el atisbo de un buen comienzo.

Calderón y la crisis como oportunidad

Calderón y la crisis como oportunidad
Razones
Por: Jorge Fernández Menéndez

Algunos perredistas y sus analistas más cercanos son realmente ocurrentes: un grupo de diputados de ese partido bloquearon el pasado viernes los ingresos al salón de plenos de San Lázaro con porros (la foto de Excélsior demuestra claramente que ninguno de quienes "custodiaban" uno de esos ingresos era legislador ni nada tenía que hacer en San Lázaro); rompieron a los golpes, a las ocho de la mañana en punto, la "tregua" que se había establecido con los panistas, en cuanto recibieron la orden de un López Obrador que estaba de muy mal humor en un Zócalo semivacío, tanto, que tuvo que cancelar las marchas que ya había planeado. Allí, sin embargo, el ex candidato reiteró que en San Lázaro impedirían la toma de protesta del presidente Calderón. Los perredistas, e incluso algún medio afín, señalaron que la ceremonia de traspaso de poderes que se había escenificado en la medianoche del día primero era un sucedáneo para justificar la inasistencia de Calderón (y del presidente saliente, Vicente Fox) a la ceremonia en el Congreso. Desde las ocho hasta las diez de la mañana, ese grupo perredista repartió golpes, encadenó las puertas del pleno, insultó, provocó y armó barricadas con curules. Todo ello les pareció normal y justificable a los voceros del lopezobradorismo. Pero les pareció terrible que el presidente Calderón cumpliera con su obligación legal y llegara al pleno de la Cámara de Diputados por la llamada entrada tras banderas.

El hecho es que, cuando aparecieron en la tribuna del salón de plenos el presidente Calderón y Fox, los provocadores se pasmaron e incluso Ruth Zavaleta, que había defendido durante dos días su lugar junto al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Zermeño, se apresuró a hacerse a un lado para que se sentara el presidente del senado, el priista Manlio Fabio Beltrones. Los perredistas más sensatos comprendieron que no sólo habían perdido una batalla que nunca deberían haber planteado, sino que allí terminaba toda una etapa, que la derrota estaba sellada. El presidente Calderón rindió protesta ante el pleno y ratificó que cumplirá con su palabra y con el Estado de derecho y no se dejará intimidar. Si más de 80% de la población desaprobaba los métodos utilizados por el lopezobradorismo desde el 2 de julio, según las cuatro encuestas publicadas el mismo día primero, el rotundo fracaso político y el ridículo que hicieron López Obrador y sus diputados, dentro y fuera de San Lázaro, fue el sello de una derrota de la que no se recuperarán con facilidad.

Decíamos el día primero que esos grupos políticos habían subestimado a Calderón desde cuando era precandidato: no le vieron posibilidades de derrotar en la interna de su partido a Santiago Creel; tampoco creyeron que podría ganarle la elección a López Obrador y Roberto Madrazo; aleccionados durante seis años de reticencia del Poder Ejecutivo para no ejercer el Estado de derecho, pensaron que, ante la presión, Calderón se doblaría y no iría al Congreso, o que rendiría protesta, como lo dijo Javier González Garza, en "un baño" del Palacio Legislativo. Y el ahora presidente Calderón les volvió a ganar la partida en un acto que, dada la situación que privaba en San Lázaro, superó todas las expectativas posibles y confirmó que, después de seis años, la Presidencia de la República había regresado a Los Pinos.

Lo ocurrido en el Congreso marca el futuro de la escena del país y ello se confirmó con el discurso en el Auditorio Nacional. Se puede valorar de distinta manera la calidad del discurso del Presidente, pero las formas y el contenido son por lo menos sugerentes. El presidente Calderón ratificó que piensa ejercer el poder en forma directa, centralizando la toma de decisiones de los principales aspectos de su administración (seguridad, lucha contra la pobreza, generación de empleos) e instruyendo con acciones concretas a todos y cada uno de los miembros de su gabinete. Al mismo tiempo, reiteró una serie de propuestas que ya había presentado días atrás en una carta de coincidencia con el PRD que, una vez más, los legisladores de ese partido habían desechado. Uno de los méritos de esos doce puntos que el todavía Presidente electo había calificado como coincidencias sobre las cuales podían trabajar en forma conjunta con los partidos del llamado Frente Amplio, era que la mayoría de ellas podrían implementarse como políticas públicas, sin tener que necesariamente pasar por el Congreso y que, si tenían que hacerlo, sería prácticamente imposible para esos partidos oponerse, pues eran parte de sus propias propuestas legislativas. Una vez más, el perredismo subestimó a Calderón, recibió órdenes de López Obrador y rechazó la mano tendida del próximo Presidente. El viernes se sorprendieron de que el Presidente las hiciera públicamente suyas. Perdieron la oportunidad y las banderas.

Pero lo más importante de lo ocurrido en San Lázaro, de lo que se vio en el Auditorio Nacional, en el Campo Marte y en las reuniones posteriores, incluida la comida con los gobernadores el sábado, fue la recuperación de las formas presidenciales. En política, decía don Jesús Reyes Heroles, la forma es fondo. Y Calderón pareció y actuó en forma presidencial, volvió a darle su lugar a una institución que, por las razones que fueran, su antecesor había desdibujado hasta hacerla irreconocible.

Por cierto, los nombramientos de Jesús Reyes-Heroles Garza en Pemex, la ratificación de Alfredo Elías Ayub en la CFE, de Miguel Ángel Yunes en el ISSSTE y de Juan Molinar Horcasitas en el IMSS confirmarían que, en esos dos grandes temas: la reforma energética y la de pensiones, Calderón tratará de cumplir con lo que ha propuesto. La crisis es sinónimo también de oportunidad. La torpeza del lopezobradorismo le ha abierto de par en par esa puerta a la nueva administración.

domingo, diciembre 03, 2006

Pierde la izquierda la batalla cultural por la democracia

Itinerario Político
Ricardo Alemán
03 de diciembre de 2006

Lo hicieron ver como un Presidente fuerte y decidido

¿ Qué ganó el Partido de la Revolución Democrática desde la noche del 2 de julio, cuando denunció un supuesto fraude y anunció la resistencia civil, hasta la mañana del 1 de diciembre cuando Felipe Calderón protestó como Presidente Constitucional a pesar de que el PRD se propuso impedirlo?. La ganancia política, social y cultural fue nula.

¿Qué perdieron ese mismo partido y su líder en casi cinco meses de una batalla postelectoral que muchos adivinaban como suicida?. Son cuantiosas y muy costosas la derrota y las pérdidas que sufrió el partido de la izquierda institucional mexicana. El de la Revolución Democrática no sólo perdió la posibilidad real de alcanzar el poder presidencial, en la más cercana acometida histórica que había alcanzado desde los tiempos de su fundación, sino que sufrió una dolorosa derrota cultural e ideológica, como fuerza política impulsora de la transición democrática y como corriente ideológica alternativa a la derecha que representan el PRI y el PAN. Pero además, con su involución democrática, terminó por legitimar al gobierno de Calderón.

Primera derrota

El espectáculo que todos presenciamos los días previos al 1 de diciembre en el recinto legislativo de San Lázaro, y sobre todo la mañana de ese viernes, no sólo es un espejo de la caricatura en que se ha convertido la política mexicana, los políticos y las luchas por el poder; no sólo es un retrato de la contradicción entre los fallidos acuerdos democráticos y el edificio institucional caduco y obsoleto, sino que es la muestra más palpable del fracaso cultural e ideológico de una izquierda mexicana que fue el motor para el tránsito democrático en las dos décadas más recientes, y que terminó por convertirse en los peldaños por sobre los que la derecha mexicana subió al poder.

Para entender lo que vimos el pasado viernes por la mañana en la sesión de Congreso General -en la que finalmente Felipe Calderón se convirtió en Presidente Constitucional-, debemos recordar que la batalla que terminó ese 1 de diciembre no arrancó el 2 de julio pasado y tampoco el 2 de julio del año 2000. No, esa batalla se inició en julio de 1988, cuando acudieron a la contienda presidencial el PRI de Carlos Salinas, el histórico desprendimiento del mismo PRI que representaba Cuauhtémoc Cárdenas -quien convocó a los distintos matices de la izquierda de entonces y que juntos son el antecedente del PRD-, y el PAN representado por ese tractor neopanista llamado Manuel J. Clouthier.

A partir de esa elección presidencial; competida como pocas, pero inequitativa, tramposa, con reglas en favor del candidato oficial, con los medios a su servicio y con una oposición marginada en todos los sentidos, nació una fuerza política que en su doctrina y su cultura se proponía la construcción de la cultura y los principios democráticos, por un lado y, por el otro, la derrota del PRI y de la vieja cultura del partido único y de Estado, como condición indispensable para avanzar a la democracia. Sin menospreciar los aportes del PAN y la audacia del PRI -del gobierno de Zedillo, sin cuyo aporte habría sido imposible el tránsito democrático-, el joven PRD fue un factor esencial para llegar a las reformas electorales de 1996, las que arrebataron al gobierno los órganos electorales, la calificación, el control del padrón y el uso indiscriminado de los recursos económicos.

Cuando el PRD se preparaba para alcanzar el poder por los peldaños democráticos que había construido junto con las otras fuerzas políticas, en la elección del año 2000, fue rebasado por la derecha por un candidato carismático, producto de la mercadotecnia, cuyos promotores entendieron que el poder se alcanza más que con la doctrina con el pragmatismo, que al final de cuentas no sólo les arrebató una porción de la batalla cultural por la democracia, sino el mayor trofeo; sacar al PRI de Los Pinos. Los arquitectos del edificio democrático fueron derrotados por los albañiles de esa construcción, por el neopanismo y por un candidato que tenía el oficio de encantador de serpientes. En el año 2000 el PRD y la izquierda mexicana sufrieron la primera gran derrota ideológica y cultural. Pero sabedores que las batallas democráticas son largas dijeron que la siguiente sería la suya.

Vuelta al pasado

Pero llegó 2006 y el PRD y su diezmada izquierda tomaron el camino equivocado. Tiraron por la borda los principios y la doctrina de la izquierda, entregaron alma, coraje y corazón a los liderazgos creados de manera artificial por la popularidad, compraron todos los desechos del viejo PRI, se tragaron a puños la cultura del corporativismo, el caudillismo, el populismo, la corrupción y la antidemocracia, y entraron en una espiral suicida en donde el único objetivo era el poder por el poder. De nueva cuenta estaban presentes el culto a la personalidad, el autoritarismo, la ausencia de autocrítica, el olvido de los principios, el uso de dinero público con fines políticos, la violencia política, el desprecio por las instituciones y alianzas vergonzantes. Pero no se trataba del renacimiento del PRI, no, sino de la nueva cultura del PRD, de esa caricatura en que se convirtió la izquierda.

Y en efecto, estuvieron muy cerca de alcanzar el poder. Pero no se trata de una referencia romántica, sino de una crítica que no han querido aceptar. Y es que no estuvieron cerca del poder, sino que tenían en la bolsa el poder. La presidencia de 2006 -la que asumió el pasado viernes Felipe Calderón-, era de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Pero esa presidencia ya no estaría en manos de la izquierda, sino de lo más viejo del PRI. López Obrador perdió un poder que ya era suyo, no porque le hayan hecho fraude, no porque Vicente Fox y los empresarios metieran la mano, no porque sus representantes de casilla se vendieran, no por los perversos poderes fácticos. Perdió ese poder porque él, López Obrador, cometió errores monumentales y porque propuso, al final de su campaña, la vuelta del más viejo PRI.

Contaminados por la enfermedad del presidencialismo, y alcanzados por una de las más perniciosas taras del PRI -la de la cobardía a expresar las ideas propias por miedo a perder el plato de lentejas-, en el PRD de López Obrador se perdieron las capacidades fundamentales de la izquierda, los anticuerpos esenciales para todo proyecto de ese signo; doctrina, valor, autocrítica, dignidad, ideas e ideales. El caudillo era la luz y el camino, la verdad encarnada, absoluta; era el pasaporte al poder, era el fin, el poder, que justificaba los medios; aunque esos medios significaran la derrota cultural e ideológica.

Al final de cuentas el 2 de julio de 2006 el PRD y su mesías tropical renegaron de todo lo que habían construido, por lo que habían luchado, y hasta del éxito cuantitativo que habían alcanzado. Todo éxito es nada si no se alcanza el poder absoluto. Toda ganancia es despreciable si no satisface al mesías. Y entonces volvieron sobre sus pasos. Vino el largo camino del regreso al pasado; de la "Revolución Democrática" a la "involución democrática". Del 2 de julio al 1 de diciembre se perdió el formidable capital político que no sólo llenaba plazas y que los llevó al segundo sitio en el Congreso, sino que se perdió la elección, la batalla cultural por la democracia, la batalla ideológica por convertir a la izquierda en una alternativa real de poder, y se llevó a la izquierda al penoso papel de escalera eléctrica que lleva a la derecha a las alturas del poder. Y lo peor que es esa izquierda retrógrada, ciega, violenta, terminó por legitimar al que califica de "espurio".

Desde el 2 de julio, para 65% de electores que no votaron por el PRD, el cuento del fraude, la resistencia civil, y los ridículos del "legitimo", solidificaron el triunfo de la derecha. Pero el circo de impedir que Calderón tomara posesión le dio a Calderón la legitimidad que le hacía falta, entre ese ya casi 80% que lo apoya. Al impedir que tomara posesión, al ofrecer el espectáculo de diputados perredistas convertidos en payasos de circo, al negarse a todo acuerdo y proponerse bloquear el mandato constitucional, el PRD, su "legítimo" y sus legisladores; diputados y senadores, le hicieron a Calderón y a la derecha el mejor favor que le podían hacer; lo legitimaron a los ojos de 80% de los electores (ver encuesta de EL UNIVERSAL, 2 de diciembre). ¿Por qué?.

Presidente fuerte

Primero porque lo convirtieron en víctima de la barbarie de diputados del PRD, lo que convirtió a la otra barbarie, la de los del PAN que actuaron igual que sus pares de la llamada izquierda, en justificación y hasta capacidad de fuerza de la derecha que fue aplaudida por no pocos electores. Si el de Calderón parecía un gobierno que arrancaría con debilidad frente a los opositores agraviados, el agravio que le recetó el PRD al nuevo gobierno y a los ciudadanos en general -porque impedir "a costa de lo que sea" que Calderón tomara posesión en el Congreso se convirtió en un agravio social igual que el de la toma del corredor Zócalo Reforma-, llevaron a niveles de heroísmo la resistencia violenta del PAN, y convirtieron a Calderón en la fortaleza gubernamental encarnada, una vez que logró entrar al recinto legislativo y protestar como Presidente.

Calderón es visto, gracias al PRD, como un Presidente fuerte, capaz de enfrentar las adversidades, de remontar los obstáculos, de romper las barricadas que su antecesor, Vicente Fox, fue incapaz de derribar. En el imaginario colectivo quedará grabado, más que el discurso de Calderón, más que sus promesas y la demagogia de su discurso inaugural, más que la calidad profesional y política de sus colaboradores, la decisión y la fuerza que mostró al imponer sus condiciones en San Lázaro. Ya es visto, por un porcentaje alto de electores, como un presidente fuerte, que no se amilana, que expresa serenidad incluso ante los momentos de mayor riesgo y de extrema tensión. Y esa expresión de fuerza se la debe al PRD, convertido no en jugador activo del nuevo gobierno, sino en un pasivo, en la barda donde el PAN y el PRI pelotean el juego del poder.

Si el PRD se empeñó el presentar a Calderón como un presidente débil, timorato y títere -más allá de las ofensivas andanadas de "ilegítimo", "espurio", "traidor a la democracia" y "ladrón", que salen del resentimiento y la cultura antidemocrática de su adversario-, la fallida estrategia del "legítimo" y de su partido lo hicieron aparecer como todo lo contrario. Calderón ha seguido un guión bien estudiado y bien actuado; el de un político por quien hace un año nadie daba un centavo, un candidato titubeante que incluso cambió de estrategia a mitad del camino, al de un político templado, seguro y que llegó al extremo de protestar ante un Congreso extraordinariamente adverso, sin titubear, sin leer texto alguno, sin parpadear.

La otra farsa

Pero no todo es miel sobre hojuelas. En el PAN, en el gobierno saliente de Fox, y entre el equipo de Calderón -a pesar de que ahora todo son aplausos y de que algunos son recibidos como verdaderos héroes-, lo cierto es que también se cometieron grandes y graves errores. Los líderes parlamentarios Héctor Larios, de diputados y Santiago Creel, de los senadores, dejaron mucho que desear, por exitosa que haya sido la estrategia para colocar a Calderón en la tribuna de San Lázaro, junto con Vicente Fox, y para garantizar que el primero protestara frente al Congreso. "De eso se trataba", se puede argumentar, pero lo cierto es que el panismo y los equipos del presidente saliente y del entrante mostraron que son buenos fajadores de callejón, pero que poco tienen de políticos. ¿Así van a resolver los conflictos?.

En efecto, se trataba de asumir el poder con todas las de la ley. Y si es así, entonces para qué el circo de la madrugada del 1 de diciembre, por televisión, en cadena nacional, en el que el presidente Fox le entregó al entrante presidente Calderón la banda presidencial. Para qué el circo de tomar protesta al gabinete de Seguridad y luego tomarles protesta de nuevo, junto con el resto del gabinete legal, en el Auditorio Nacional. Para qué la farsa del ciudadano Fox, de llegar con la banda enfundada, de quitarla para entregarla él mismo al presidente de la Mesa Directiva del Congreso, quien ni siquiera se la puso al presidente Calderón.

Lo cierto es que el espectáculo de la madrugada del 1 de diciembre no fue más que un preventivo, para justificar la entrega del poder, en caso de que Fox no pudiera entrar al recinto legislativo. Con una farsa en cadena nacional pretendieron salvar una eventual derrota en el Congreso, farsa que por cierto fue evidente cuando en la cadena nacional desde la sesión de Congreso General, a las nueve de la mañana, llevó a las conductoras de esa emisión a ocultar lo que estaba pasando. ¿Quién ordenó que en la trasmisión de televisión y de radio, para la cadena nacional, los conductores ocultaran a la audiencia lo que estaba pasando?. Se trata de una nueva muestra de la censura oficial, clásica de los gobiernos del PRI, del PAN y del PRD. ¿A quien pretendieron engañar?. En ese sentido, mal comienzo del gobierno de Calderón.

aleman2@prodigy.net.mx